DILLOM CONMOCIONA CON SU ÚLTIMA OBRA «POR CESÁREA»
– Salto en el tiempo –
De nuevo me encontraba con un cd que se quedaba pegado en el reproductor de coche y no había manera de sacarlo de ahí desde hacía más de cuatro meses. Con lo que me había visto obligado a escucharlo unas pocas veces, «ná», ¿Unas doscientas veces? ¡Joder, que gustazo! Y lo mejor es que se trataba de un primer larga duración. No, lo mejor es que lo firmaba un zagal de 20 años del que yo tenía un desconocimiento absoluto y que me confirma que lo que yo pensaba un poco ajeno no lo era tanto, no lo era nada.
– Relato cronológico de los hechos –
Allá por la primavera del año pasado (2022), andaba enfrascado en sesudas divagaciones sobre polémicas generacionales musicales, o sea, hoy día, traperos, sintetizadores, y sobre todo «el autotune». Cosas de viejunos. Y hablando de todo ello, en su vertiente latina, con dos amigos de irrefutable criterio musical, Julius Lamb (El Lobo En Tu Puerta, Sacramento, JFC, Man Made Monster) y Jesús Cobarro (Noise Box, Pieles Sebastian, Cobarro, Veneziola), ambos instalados en espectros musicales bastantes alejados a primera vista, la coincidencia entre ellos era absoluta al recomendarme escuchar el disco de Bad Bunny, «Un verano sin tí», como imprescindible dentro de esa mixtura.
Pues escuchando algunas de esas canciones en Youtube, en una de las recomendaciones de las que salen debajo, me aparece un tal DILLOM (Dylan León Masa) en una de las sesiones de Bizarrap. Joder, en ese momento el Bizarrap y el Quevedo estaban hasta en la sopa, y, desconocedor de toda esa escena argentina actual, me chocó ver a esa pareja artística que prometía algo diferente al «quooooodate». Piqué al play, sesión 9. Yoooosss!, esos graves del beat que te rebotan en las paredes del cráneo, el zagal Dillom con un jodido auténtico desparpajo soltando esa letanía, «esto es trash, lo tuyo es basura», casi metafísica, y esa forma de frasear–rapear… ¡Sus muelas! «Voy por el club con el pito fuera, me chupan la pija las marcas y las disqueras. Yo no tengo un peso, pero lo hago a mi manera»; las coincidencias intergeracionales, «Hecho, es simple» (7 Notas 7 Colores). Por cierto, ese brutal beat original fue creado por un colega suyo, Leston, cuando apenas contaba 13 años. Vaya elementos, un productor de 13 para un artista de 17… Flipante.
Tenía que seguir indagando y escuchando, no era otro más. Unos meses antes había estado escuchando a su paisano Duki que, se suponía, era el crack de la escena nacional argentina, pero nada que ver. Dukis de esos hay «a puñaos». El Dillom este es otro rollo, se expande mucho más y llega a sitios donde el otro ni imagina.
Me puse a seleccionar los vídeos de Dillom que me llamaban la atención solo por el fotograma que da acceso al enlace. «Casi pegado», con Muerejoven me dejó con la risilla en la cara y el cuerpo gomoso. Fabuloso, esos dos hombres de flow bestial a un par de pieles pegados. Vale, la cosa se estaba poniendo muy interesante, este tío hace rap muy contundente con un fuerte influjo estadounidense (y muy definido en esos temas), y lo podrías asociar a la onda que marca Ronni J con artistas clásicos como Eminem, o más jóvenes como Kanye West o Bhad Bhabie, pero el rollo de Dillom es otra cosa, más punk, más crudo y más sucio y real.
Sí, era un rapero con todas las de ley, hasta que me decidí por el siguiente videoclip, fue «Sauce». Joooder. ¿Que jodida maravilla es esta? No me esperaba ese cambio de registro ¿Los gabachos siderales, todavía tibios, removiéndose y levantándose de la fosa para dejar su legado póstumo junto con alguien digno de ello? No, no, el post mortem vendría muy poco después, aunque parece que ya estaba en la cocina por entonces. Y entre la gusa que me había entrado, las recomendaciones del YT en pleno apogeo y las indicaciones del propio Dillom en el video de «Sauce» (la palma de su mano), me tiré de cabeza a su primer largo publicado pocos meses antes, «Post Mortem» (Bohemian Groove, dic. 2021).
Lo de «Post Mortem» es harina de otro costal. Hostia cana, este tío se había jalao buena parte de la música a partir de los 90 y construido su propio discurso sin ningun tipo de complejos ni limitaciones (¿No ha consistido el arte en eso?), moviéndose en un momento y una escena original en la que parecía difícil despuntar y reventarla fuera del rap, del trap y el reguetón mas mainstream. Y lo hace dejando un trabajo para la historia de la música popular. Ni casillas, ni etiquetas, ni purezas de sangre,… Rap, sinthzpop, beats poderosos y fangosos, cumbia y recuerdos andinos, alguna reminiscencia reguetonera, y una especie de punk rock del barrio impregnando la actitud en cada tema, con un sonido y un resultado acojonante. Y es que de hecho, el directo de Dillom es «con banda», maquinones.
La génesis e historia del Post Mortem tiene su molla. Con su carrera musical empezando a despegar y con un reconocimiento que empezaba a hacerse sensible entre el público más joven y buena parte de los media alternativos, al Dillom le entró la paranoia de la posibilidad de su muerte durante el tiempo de la pandemia. Esto le llevó a empeñarse en dejar una especie de trabajo, «por si acaso», que sirviera para mostrar su mundo en ese momento dado. De esta forma construye una especie de argumentario vital (de un chico de 20 años) que incluye repaso de su infancia y relaciones familiares «atípicas», la jodida vida en el barrio con todas sus mierdas a la mano (de aquí la referencia a Dillom en la reseña que hicimos en QConciertos del disco «El Carmen 13:7», de Crudo Pimento, visiones paralelas, pero hay más con lo que ha llegado este último mes de 2024), la rondante muerte, la incertidumbre ante la fama y el»nuevo escalafón» que ya empieza a sentir y vislumbra inmenso en un horizonte cercano, el sarcasmo y humor negro con que asume y describe,… Y referencias, literarias, musicales y populares. Todo eso está presente en primera línea, pero también existe una sensación que emerge durante muchos momentos, de dejarlo atrás, y es posible con amigos de verdad, están ahí. E imbuye de fuerza al artista hacía un posible futuro post Post Mortem, o no post mortem por qué no habrá mortem, y entonces sera simple futuro… sus muertos, que follasca.
Guapísimos efluvios de los antes mencionados Daft Punk («Bicicleta»), una bestial réplica siderúrgica a «The Beautiful People» de los Marilyn Manson («Reality»), una cumbia de apertura para romper con todo lo anterior que había publicado («La primera»), y hasta la versión psicótica de el principe de belair estampándose contra el vacío de lo material en la irónica y sarcástica «Pelotuda» (la hostia el cambio rítmico y melódico entre las dos partes de la canción dejando un final y versos verdaderamente inquietantes)… Tal variedad de rumbos musicales conforman el carácter general del disco, aglutinador de todo. Esto último del belair es una percepción personal que me saltó a la primera. Soy un puto viejo…
Post Mortem contiene 18 cortes, incluyendo 3 que sirven de intro y enlace, sin desperdicio alguno. Al igual que los cortes antes comentados, «Post Mortem», «Piso 13», «Side» (que tres trallazos sin contemplaciones), «Opa», «220», «Rocketpowers», «Toda la gente» y «Amigos Nuevos» son composiciones que se van a quedar para los restos. Puede que en estos dos últimos se intuya un poco una parte del rumbo musical (quizá más que nada en el aspecto vocal) que irá tomando para su último y reciente trabajo.
Hay algo que todavía me choca de esos momentos. Una vez endilonizado y metido en la faena de investigar quien era Dillom, me quedé flipado de leer en la prensa argentina que corría hasta esos días (cerca de ver la luz «Post Mortem»), que gran parte ella consideraba al amigo una especie de «meme trapero», de provocación estética sin fuste,… Eeeinnnn????? No sé cómo podían decir cosas del estilo después de ver videos de sus temas y colaboraciones, cuidadas producciones artísticas, sello propio, y conocer la peña que conforma todo el universo Dillom y su «familia artística», la Rip Gang; unos cuantos amigos y artistas, músicos, productores musicales, videoproducción; todos enfocados en una misma dirección y con un elemento básico de cohesión, su amor por la música y por romperla. Por cierto, después del aclamado recibimiento de los fans, crítica y «colegas de profesión» no tuvieron más remedio que rendirse ante la evidencia de la magnitud de la obra del «carilindo», y las autoridades de Buenos Aires le declararon Personalidad Destacada de la Cultura porteña. Ahora ha sido declarado enemigo público por el actual gobierno argentino…
En los siguientes dos años, como había hecho antes en numerosas ocasiones, realizó algunas colaboraciones con músicos de todo el espectro musical, cada uno de su padre y su madre, como Broke Carrey («Organiko»), Miranda («Dos»), K4 y Proyecto Gómez Casa («Latas»), Mhtresuno («Mala»), Juan López («Me siento sólo») y Wos («Cabezas Cromadas»). Dembow, pop reguetón, punk rock, guitarras y baterías metalizadas, o sea , lo dicho. E intercalados entre estas, un single («Ola de suicidios») y un mixtape-miniep («Ad Honorem, vol. 1») de creación y producción propia.
En el primero, Dillom, íncide musicalmente en su lado más grunjorro y electrificado para hacer una sátira del rockstarsystempampaneo. Este aspecto musical va a tener gran importancia en buena parte de su último lp. En «Ad Honorem», Dillom vuelve a encontrarse con su yo más provocativo y a soltar en 4 temas de contundentes y originales bases, una retaila de rimas con denominación de origen, repartiendo a diestro y siniestro. «Esto para que os divirtáis un rato», o algo así, dejo el autor en la redes sobre «Ad Honorem, vol. 1».
Dos años y medio después del funeral de Dillom, sí, funeral, porque la presentación de Post Mortem en Buenos Aires, fue su funeral, incluyendo velatorio, coche fúnebre en la puerta del teatro, esquelas mortuorias en los periódicos en víspera del concierto presentación, llorones/as, y ataúd con el difunto Dillom a punto de resucitar.
Como iba diciendo, después de algo más de dos años apareció en las redes un video de Dillom y ¡Calamaro! Una colaboración que avanzaba la llegada del reciente segundo álbum «Por cesárea» (Bohemian Groove, abril 2024).
Y llegó «Por cesárea». Y de nuevo la electricidad por el cuello y los pelos erizaos. Señores, esto es muy muy grande, majestuoso. Seguro, uno de los discos más importantes del siglo. Todavía estoy digiriendo este trabajo bárbaro del rey Dillom resucitado porque pude empezar a escucharlo hace pocos días. Pero cuando lo escuchas dos veces ya te das cuenta del peso de este álbum. Cagüenlostia, que empaque musical, que puto groove, que letras y que producción.
En lo musical, «Por cesárea» se muestra más orgánico y analógico (aunque esté bien servido de sintes), con una mayor presencia de electricidades distorsionadas y crudas, los beats siguen siendo super potentes, tirando hacia los más graves y oscuros que podían aparecer en «Post Mortem». En otros momentos un rabioso punk garagero desata el verso de un desafiante protagonista puesto de cara («Coyote»). Y cuando llegan los «Buenos tiempos» ( ¡Yoooos! «Trono») es una puta locura, te «yerbe» la sangre, y ese verso «el día que muera moriré en mi ley», telita. Pero al mismo tiempo contiene composiciones muy melódicas y líricas con unos arreglos tremendamente detallistas, jazzísticos («Mi peor enemigo», «Últimamente»), maravillosos teclados («Mentiras piadosas»), bases superpreciosistas (en casi todas), arreglos de violines y chelos,… es un pasote absoluto.
No pierde ni un ápice de experimentación con respecto a «Post Mortem», muestra es ese impresionante instrumental «Irreversible» (hostias, ¿le ha salido una vena flamenca al Dillom?) o el corte con Lali Esposito, «La carie». Incluso creo que va más allá. Hasta parece que el artista, intencionadamente, ha ido probando su voz para pasearla por todos los registros que necesitaba en cada canción. Pero esta intención de discurrir por distintos terrenos musicales es algo que, en todas las canciones, sale a relucir con mayor o menor intensidad. Y aunque el tono general que tiene el disco refleja cierta tendencia a la oscuridad y a la crudeza, hay alguna canciones en los que el tono es diferente, pero chocante a la vez, ya que mientras el personaje esta hablando de alguna obsesión que le podría llevar a un final jodido, la música que acompaña la letra tiene una melodía ciertamente juguetona, luminosa («Cirugía», oooh!, esa guitarra Coxon-uda! ), o como ocurre con el sinth dreams que marca el estribillo de «La novia de mi amigo».
En su totalidad no hay ninguna canción en el conjunto que peque de incoherencia o de falta de emoción con respecto al resto. Escogidas y montadas con toda las intención y el detalle necesario. Son maravillosas.
Si hablamos de la lírica, Dillom sigue afinando y afilando sus letras, llevando a los protagonistas de las canciones a las situaciones más criticas y obsesivas y describiéndolas con unas rimas y versos a veces simples y directos, y otras veces con una visión mas onírica y metafórica, pero siempre de posibles realidades y cotidianidades límites y extremas. Los amores obsesivos y viciados hasta el extremo, la posibilidad de suicidio, la alternativa de escape psicoquímica, la poderosa rabia, son las ideas que sobrevuelan continuamente sobre los personajes protagonistas de las canciones. Su fraseo y encaje en la música es alucinante.
«Por cesárea» son 12 canciones que, según el propio Dillom, podrían girar en torno a hipotéticas decisiones erróneas que una especie de personaje o «yo paralelo» tomaría ante determinadas situaciones de la vida y que le llevan a desenlaces atroces y fatales.
Necesito escuchar esta joya extásica muchas más veces y zampármelo todo, hasta el último detalle. Dillom es colosal y «Por cesárea» una bárbara y emocionante obra maestra.
– Inciso y desvarío muy personal sobre conexiones, coincidencias y universos paralelos.
Flipando estoy. No sé si los Crudo Pimento y Dillom tendrán referencias los unos del otro, no sé. Cuando hice la reseña de «El Carmen 13:7» de Crudo Pimento ya citaba a Dillom y su Post Mortem como uno de los discos que escuchaba mientras la iba preparando y escribiendo, porque los sentía cercanos en algunos aspectos como en la filosofía de trabajo y su relación con la escena, además de las coincidencias en la temática y la cercanía musical de alguna canción en ambos álbumes. Pero al escuchar «Por cesárea» ya ha sido brutal. Letras, trabajo de imagen y artwork, y sentido musical coinciden, se tocan y abrazan en más de una composición de los dos últimos discos de estos marcianos. Sólo escuchen y vean. Ya hablaremos de todo esto.
Fin de inciso.
Y ahora Dillom vuelve a España, y viene a Murcia el próximo sábado 8 de junio, en la REM. El año pasado me quedé con las ganas de ir a verlo a Alicante, pero está vez… Del tirón. La Sweet Long Legs y yo ya tenemos la entrada. Hace un par de semana hubiera querido escuchar un concierto con un setlist compuesto en su mayoría por «Post Mortem», pero hoy quiero ver «Por cesárea» IN-TE-GRO, jojojo. Bueno con 6 o 7 más escogidas del PM. En fin, que toque lo que le salga del capullo que para eso es el artista, y la vamos a gozar seguro. Y os lo contaremos,… si no sufrimos de amnesia postconcierto cual swiftie en shock.
¡¡Vamooooó Dillom!!
¡!Y larga vida al underground!!
